
Si la historia que cuentan es cierta (la historia que me cuentan ahora en su
versión cinematográfica) la intuición con la luz y el color bien podría ser, en algunos casos, sencillamente espontánea, alejada de experimentos tortuosos y de soportes técnicos o teóricos. El dueño de dicho don estaría entonces en posesión de una habilidad prodigiosa; el artista, en cambio, obsesionado en su juego de reposado perfeccionismo, no vería aquello que está a la vista de todos los mortales, pero que sólo unos pocos sabrían valorar en su justa medida. El color, incluso en su pigmentación más electrónica, es nuestra propia obra de arte, puesto que nada en la naturaleza goza de tal cualidad por si mismo, sin la sensación o impresión producida por nuestro propio sistema sensorial, sin la ayuda mágica de nuestra presencia. El color, ante nosotros, sólo espera detenidamente una primera llamada de atención o el instante maduro para un reflejo. Una gama de tonalidades fantásticas trabaja ya para la nueva generación de los tintes electrónicos. 14.000 tonalidades aguardan en el viejo catálogo de Chevreuil o un único color en un lienzo de Malevich, en Ryman o en Reinhardt. La luz sería el complemento perfecto para el milagro completo, acelerando en las células que trabajan en nuestras retinas el espectáculo final de este proceso. Buscar la luz puede ser la historia de un artesano buscador de perlas, o de un ilusionista aventajado que es ya dueño de una perla y que sabe el momento exacto y en qué lugar preciso; el cómo, el dónde y el cuándo.
Scarlett Johansson mira pudorosamente a Vermeer mientras humedece, inocente, sus labios; pero Vermeer hace ya mucho tiempo que supo encontrar su
perla y elegir para ella su momento de gloria. Esa mezcla de luz y de color puede presentarse también ante nosotros en cualquier momento y será el fruto de la intuición pero también puede ser el producto de un duro trabajo. Es la obra de todos los días y, sin embargo, para capturarla, dudo mucho que baste con mantener los ojos bien abiertos. Si la historia que cuentan es cierta, algunos lo tienen muy fácil; otros, sin embargo, debemos seguir buscando.
6 comentarios
Lau -
Y la culpa es de Otis, pero guárdeme el secreto, eh... :P
Enrique -
Otis B. Driftwood -
Intentaré dar una colleja virtual este fin de semana, ¿hace?
Un abrazo, amigo.
Enrique -
Lau: ¡Claro que sí! Seguiremos en busca de luces. Gracias por tu visita. ¡Bienvenida al Club de los Cazadores de Perlas!
Lau -
pini -